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tancarloscomoyo

copi ando mal a copi

 

En horas de la madrugada de pronto escuché gritar
a mi hijo que desesperado pedía auxilio por altavoz:
¡socorro, me ahogo, papá, por favor!
yo acudí corriendo, lo llevé ipso facto hasta el baño
y le dije tratando de calmarlo: escupí al Copi que tenés
metido adentro, y agachado y entre arcadas vomitó
a una gran rata alterada que salió gritando:
“¡viva la revolución! estoy enamorada”
y mientras escapaba por un andamio seguía gritando:
“¡aprendan el francés, hablen al revés!”
nosotros le tirábamos cascotes gritando también:
“¡andá a jugar a las rimas a lo de tu prima, rata atorranta!”
ahí nos dimos cuenta de que nos había robado
el libro de José Bianco, seguro para comérselo
pero estábamos tan desvelados que decidimos
hacer un estofado para el desayuno, nos colocamos
nuestros barbijos y pusimos manos a la obra,
hongos de la Amazonia, maconha del Paraguay,
ajenjo fresco de Francia, Marositas di Giorgio y ajíes Pizarnik
vino de Chile Lihn y laurel para conjurar la gloria;
flor de un día, cuando estábamos por probar el manjar
volvió la rata con deseos de parlamentar:
“extraño el calor de hogar, me puedo volver a quedar?”
dicho lo cual agarró una cuchara y comenzó muy presta
a devorar, nosotros totalmente conmovidos
le dijimos al unísono al oído: “rata cruel, pobre ser desvalido
has ido demasiado lejos, más de lo permitido”
y acto seguido la empujamos de cabeza
dentro de la olla, a esta altura popular,
con el caldo hirviendo todavía, el refuerzo de calorías
hizo más nutritiva la comida, pero nosotros
perdimos momentáneamente el apetito.

 

 

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