textual
Escribo a mano, lo hago desde siempre, de manera que esta mañana cuando sentí la necesidad de hacerlo, tomé la birome y el block de hojas blancas para empezar un cuento. Tenía el tema claro y la certeza casi física de que sería corto, porque sentía que unos cuantos brochazos serían suficientes para pintar el retrato que imaginé.
Empecé a escribir, sobre el papel poroso con el trazo un poco líquido de mi lapicera negra, un relato acerca de las transformaciones que sufría una persona a la que la relación con el mundo se le volvía cada vez más difícil y su inadecuación con la realidad le hacía cometer actos ridículos rayanos con la locura. Una historia de solipsismo progresivo y angustiante. Me dejé ir y de pronto mi mano se movía sin pensar, sin mediación de la conciencia, en un flujo automático que me permitió llenar las dos primeras páginas del block. Mientras escribía me concentraba en el trazo de la lapicera, en el dibujo de las letras, en el movimiento que hacía la punta de la birome al rozar el papel, hasta creí escuchar el sonido de ese roce.
En un momento dado me olvidé de mí y perdí la noción de mi cuerpo, yo parecía ser solamente esa línea negra que iba creciendo hacia la derecha del papel blanco, que nunca se detenía y seguía dibujando formas curvas minúsculas y repetitivas sin interrupción.
Sentí un mareo suave pero profundo, como si se originara en el abdomen o en el pecho además de afectarme la cabeza, pero seguí escribiendo. El mareo se acrecentó y se me nubló la vista, pensé que iba a desmayarme, cerré los ojos y sentí un fuerte cosquilleo en toda la piel, pero enseguida, en un instante revelador comprendí que estaba atrapado en el texto que yo mismo estaba escribiendo, preso del lenguaje y de su manifestación física. No podía moverme y veía encima de mí formarse las letras y las palabras, veía la lapicera y la mano, quise gritar y no pude, sentí el determinismo de una condena inminente y definitiva y me estremecí de terror pensando en qué pasaría cuando la mano se detuviera y el cuento estuviera terminado.
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