M - XXXVIII
Yo huyendo de los gerundios y sin embargo. Ando endo indo. Yo odiando los uniformes y vistiendo sotana y roquete de monaguillo con la conducta obediente del potrillo. Yo buscando desesperadamente un adverbio de modo contracultural. Yo queriendo ser yo contra la corriente a pesar de la corriente tan fuerte. Yo escuchando a Janis Joplin y Jimmy Hendrix en un winco desvencijado en la pieza del fondo como si fuera la caverna de Liverpool y viviendo el deslumbramiento de una iniciación. Yo rompiendo cascarones todos los días, cambiando de piel cada dos por tres, abriendo los ojos a la maravilla del mundo sin conseguir abarcar lo que no se puede abarcar, sin lograr alcanzar lo único que vale la pena perseguir, lo inalcanzable, y estableciendo en ello mi deseo. Yo amando los verbos y sin embargo. Amar temer partir. Sean eternos los placeres que supimos conseguir. Mis alas eran pequeñas pero eran mías y bien que volaba con ellas, bien que vuelo con ellas, que también han crecido. Y si el seis fuera nueve sería reversible como de hecho lo es, y como debe ser uno y el otro y viceversa. Valiente, audaz, fuerte, descarado, negro, como el amor. Yo el espejo. Yo el lobo erizado de la medianoche. El otro yo. El gato, el escorpión, el pavo real. El confundidor, el artista iconoclasta. Basta.
2 comentarios
Mariano -
R -
Muy bueno Carlos, como siempre.
A propósito: me parece que mis mails no te llegan.