ida y vuelta
Quise acostar un violín y cubrirlo de flores
pero no tenía ningún violín
y un violín no es una mujer
tampoco tenía flores para eso
y fui a buscarlas al cementerio de Avellaneda
no había flores ahí ni pude encontrar
la tumba de Flora Alejandra Pizarnik
solamente una roca enorme cubierta
por un sombrero en homenaje
al pelado cantante italiano
después las calles vacías de los alrededores
colectivos desvencijados de otro siglo
música de radio saliendo de balcones
vetustos, perros dormidos en las veredas,
nubes grises en el cielo cubriendo todo
reflejadas en charcos de agua estancada
empecé a contar los pasos que daba
como si fuera respirar, como si fueran
latidos que me aseguraban estar vivo
más allá de cuestiones de flores y violines
los pasos que me llevaban a mi casa
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