escrito a mano
La luz oblicua que rebota en los azulejos
hipnótica como el filo de una daga
dibuja un tajo o una frontera
con aire de escenografía hospitalaria
del lado de allá mi mirada perdida
depositó la incertidumbre, el desamparo
de este lado quedó mi cuerpo con sus apetitos
sus temores y sus vicios adquiridos.
Hay un enorme desajuste entre este pasillo y yo
pero decido fingir que todo está en orden
y para probarlo comienzo a contar mis pasos
mientras miro los pies que me transportan,
uno avanza el otro sostiene,
uno sostiene el otro avanza.
4 comentarios
carlos -
Un beso
Nat -
Y por desgracia se me vino el olor de los hospitales y esas luces raras que tienen, tan blancas, frías, que te hacen abrir los ojos grandes. Ya se irá.
Me gustó la idea de los pasos.
Saludos!
carlos -
textual y literal.
Pablo Miravent -
Conceptualmente brillante, la letra no la entiendo del todo bien.
Saludos.