el patio
¿Acaso imaginaba
como una deidad
a la oruga iridiscente
que paseaba por los nervios
de la parra del patio
de la casa de mi infancia
en el verano, allá
hace tanto tiempo?
Y los caracoles
que poblaban el jardín
después de las lluvias
cuando el olor a tierra
trepaba por el aire
¿no eran también como milenarias
esfinges en miniatura
que con parsimonia
dibujaban con trazo brillante
innumerables laberintos?
Y el canto de los grillos
y de las ranas y el perfume
del jazmín del país
y el olor lejano del mar
y la luz de las estrellas
y las rosas en sombras
y el viento entre las hojas
y las manos de mi madre.
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