corazonada
En el momento de mayor entrega no resisti más y devoré su boca, la desgarré de su rostro con furor: labios, saliva, dientes, lengua. Tragué con voluptuosidad sintiendo dentro de mí sus suspiros y jadeos, mientras bajada lentamente por mi cuerpo.
Yo palpitaba su amor, sus besos, la sentí abrirse y entonces experimenté el último y más gozoso dolor de mi vida: la boca amada, en un clímax de pasión, me arrancó el corazón de una dentellada y se lo devoró a su vez.
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