amanece
Amanece. La cara este de los edificios refulge como si estuviera fabricando el día. No hay palabras. Mentira, sí hay, pero las palabras se sientan a contemplar la belleza y se niegan a trabajar. El aire espeso del puerto se diafaniza a medida que avanza la luz. Todo es tan fugaz y tan eterno. Oro y olor a vida. Hora del ojo emocionado. No hables, mirá.
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