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tancarloscomoyo

Relatos

un relato inédito en revista PenúltiMa

Paso y no quiero, se puede leer aquí:

http://revistapenultima.com/paso-y-no-quiero-relato-inedito-de-carlos-ardohain/?fbclid=IwAR1JMKTMCBpmpZxYmQz5wv2JUFYW-tDCHMHa49Tqqg2Dzh4PDVKCBAtG_rw

Bonarda López excéntrica

 

Fragmento de Bonarda López publicado en excéntrica.com, el sitio del Centro Cultural de la Cooperación.

Agradecido a Carlos Juárez Aldazábal por la generosidad.

El link para leerlo: http://www.excentrica.com.ar/bonarda-lopez-un-fragmento/

 

Infeliz Berto en revista Letralia

mi cuento infeliz Berto publicado en revista Letralia, click aquí:

https://letralia.com/letras/narrativaletralia/2018/11/16/infeliz-berto/

 

 

adelanto de Bonarda López en revista PenúltiMa

 

http://revistapenultima.com/bonarda-lopez-adelanto-de-la-nueva-novela-de-carlos-ardohain/

 

La vida sucia en El Cuaderno Digital

 

Mi cuento La vida sucia publicado en El Cuaderno Digital, agosto 2018.

Se puede leer acá: https://elcuadernodigital.com/2018/08/08/carlos-ardohain/

 

 

 

Lo que no se ve, en revista PenúltiMa

Mi  cuento Lo que no se ve, se puede leer acá:

http://revistapenultima.com/lo-que-no-se-ve-relato-inedito-de-carlos-ardohain/

 

 

Bonarda López, fragmento

 

Lectura de un fragmento de Bonarda López en la presentación de la novela en Tano Cabrón, el 7 de junio de 2018

https://www.youtube.com/watch?v=pgaTtbGd6D4&t=6s

 

Divanar en la revista PenúltiMa

 

http://revistapenultima.com/divanar-relato-inedito-de-carlos-ardohain/

 

Bonarda López y yo

Bonarda López y yo

cosas que no se pueden guardar en frascos

 

http://revistapenultima.com/cosas-no-se-pueden-guardar-frascos-carlos-ardohain/

 

 

La novela Bonarda López ya en librerías

 

Hay un narrador que es un personaje que narra y quizá prefiriera ser solamente un personaje narrado. Hay una mujer que puede ser el sueño, el espejismo, o la proyección de otra mujer. Hay un mito resignificado que nunca se realiza. Hay una historia de amor, o dos. Incluso tres. Hay el viejo vínculo maestro-discípulo con alguna vuelta de tuerca, aunque aquí sería mejor decir maestra-discípulo, ya que son Bonarda y Albertina las mujeres-faro que marcan el camino, o la dirección a seguir. Hay la perenne voluntad de que el arte transforme la sociedad, la realidad, el mundo. Y hay, también, la posibilidad de que eso termine en fracaso.

Y hay, por fin, la intención de que un fracaso sea, solamente, la condición para luego, como quería Beckett, fracasar de nuevo, pero fracasar mejor. 

Bonarda López se rebela contra un ambiente estereotipado en el cual la libertad es la premisa pero también la gran mentira, y lo que manda, por fin, es el poder, encarnado como siempre en el dinero. Quizá fracase en sus acciones, pero en el camino entabla vínculos con los cuales puede poner a prueba su propia injerencia en el mundo que quiere cambiar. Esta novela es el relato de ese intento de transformación.

(Texto de contratapa)

 

Bonarda López

Bonarda López

 

Bonarda López, editada en enero de 2018 por Alción editora.

Finalista en el Premio Herralde de Novela 2014.

revista Visor

mi cuento La vida sucia publicado en el número 9 de revista Visor:

https://issuu.com/visorliteraria/docs/revista_literaria_visor_-_n___9

 

laberinto de una sola línea (variación 2)

 

Conocedor de la personalidad de su víctima —respetuosa a ultranza de leyes, normas y reglamentos—, el asesino dedicó toda una noche a cambiar señales de tránsito y dirección, nombres de calles y números, y alteró de este modo la topografía y la circulación de una parte de la ciudad.

Al día siguiente, la víctima asumió las novedades como una mejora en la cosa pública y, al seguir las señales que lo llevarían al trabajo, desembocó con su automóvil en un precipicio homicida, aunque lógico.

 

laberinto de una sola línea (variación 1)

 

Quizá en los breves instantes en que se precipitaba en el vacío, pudo intuir la fatigosa tarea del asesino que había cambiado todas las señales de tránsito y dirección, todos los nombres de las calles y la numeración del camino que él hacía todos los días en su automóvil para llegar al trabajo.

Ese día, cuando notó los cambios y empezó a seguir el nuevo trayecto, su respeto inclaudicable de normas y reglamentos le sugirió que las novedades serían una mejora en la cosa pública. Solo advirtió la trampa cuando desembocó en el precipicio homicida.

 

laberinto de una sola línea

 

Notó los cambios, sí;  pero su respeto inclaudicable hacia normas y reglamentos lo había llevado a pensar que las novedades serían una mejora en la cosa pública.

Alguien había cambiado señales de tránsito y de dirección, nombres de calles y la numeración de ese camino que todas las madrugadas recorría en automóvil para llegar al trabajo. Solo advirtió la trampa al desembocar en el precipicio fatal; y seguramente fue entonces, en los breves instantes en que caía hacia la muerte, cuando pudo intuir la fatigosa tarea de su asesino.

 

 

 

en el principio

 

Es hora de enmendar un error. No era barro el material que usó el creador para modelar al primer hombre. Era mierda, que fragua mejor. Tuvo que elegir primero de qué animal sería. No podía ser estiércol de pájaro porque necesitaba armar un modelo grande. Lo trabajaría como si fuera arcilla, pero usó bosta de gliptodonte fresca, o, mejor es decir, reciente. La fue ablandando con su propia saliva a medida que se concentraba en los detalles que, sabemos, son su debilidad. Podía haberlo hecho mejor, pero llegado un punto consideró que estaba listo. La evolución haría el resto; completaría, con sus necesidades de adaptación al medio, la tarea.

Al principio lo seguían las moscas a todos lados donde iba. Pero con el tiempo su sudor fue perdiendo fetidez, su metabolismo fue cambiando y disminuyeron notoriamente los pelos que tenía en el cuerpo.

Descubrió pigmentos con los que podía adornar las paredes de su caverna. Primero estampó sus manos, después dibujó los animales que deseaba comerse. Los mismos a los que les había dado nombre.

A la luz del fuego se inquietaba con las sombras que proyectaba su propio cuerpo. Pero pronto tuvo una compañera, una hembra de su especie que olía parecido pero diferente. Y esa diferencia en el olor lo atraía. Nunca más durmió solo y dejó de temer a las sombras. Ahora tenía miedo de no verla. Cuando volvía con una presa se la entregaba como un regalo o una ofrenda. Más tarde la comían juntos antes de unirse en el suelo.

Después algo pasó. El creador se disgustó con ellos, los maldijo y los echó de aquella tierra. Debieron empezar una nueva vida (una vida de padecimientos y dolor, les dijo Él que tendrían a partir de ese momento). Sin embargo, a pesar de todo, podríamos decir que fueron felices. Tuvieron hijos, trabajaron duro, estuvieron juntos hasta la muerte.

La historia denominó pecado original a aquel malentendido. Yo creo que fueron celos.

 

Premio Herralde de Novela 2014

Premio Herralde de Novela 2014

 

Feliz y orgulloso de que mi novela, Bonarda López, haya llegado a la final del Premio Herralde de Novela 2014

el cuaderno 55

el cuaderno 55

 

edición 55 del Cuaderno con Dossier dedicado a América Latina, incluye un cuento mío titulado Una historia menor

la habitación maldita

 

Se suele presentar en forma de pesadilla recurrente. Dicen que quien la sufre ha sido víctima de una maldición de origen malayo, que se infiere imprecando en silencio para que el mal vaya dirigido al mundo de los sueños, del que es muy difícil escapar.

La escena es inofensiva: una puerta que contiene un enigma y provoca el deseo de trasponerla. Cuando se la abre y se ingresa en la habitación, ya es tarde. Dentro de ella solo hay una cantidad inabarcable de puertas, todas idénticas. El soñador comprende que la única forma de salvarse es salir por la que ha entrado, pero ya no puede identificarla entre todas. Abre una al azar y pasa a otra habitación idéntica a la anterior, y sigue rodeado de puertas que lo llevan a ninguna parte. Esto se reproduce ininterrumpidamente.

Cuando despierta cree haberse librado, pero es una ilusión. El sueño volverá, noche tras noche; dura cada vez más y la angustia crece. En la séptima noche el soñador ya no regresa. Perdido para siempre en ese laberinto de habitaciones, desemboca en forma inexorable en la locura.

Hay una manera de no sucumbir, sin embargo, y es tan simple que muy pocos la encuentran. Consiste en abrir la puerta, pero no atravesar el umbral, no entrar nunca. Entonces una nueva puerta aparece, y hay que volver a abrirla sin atravesarla. Así sucesivamente. Las puertas no son infinitas, pero sí innumerables y es preciso abrirlas todas. Lleva tiempo, hace falta templanza y muchas noches. Es casi otra pesadilla, pero tiene la ventaja de preservar separados los espacios.

Y el soñador siempre despierta a la mañana siguiente. Su carácter va mudando, se vuelve cada más reservado y taciturno. Todavía está dentro de la maldición. Es un portador sano, podría decirse.